Siempre se dice que los niños son como una esponja, es decir, que son capaces de interiorizar conocimientos de manera muy eficaz. En cuanto a idiomas, los niños tienen una enorme capacidad para aprender pero, ¿cuándo es el momento idóneo para comenzar a estudiar un idioma?
Según defienden la mayoría de especialistas, el mejor momento para estudiar un idioma o aprenderlo es entre los 9 meses y los 3 años. En este periodo los niños aprenden sin darse cuenta y por eso es recomendable comenzar a hablarles en varias lenguas.
Sin miedo a confundirlos
Los expertos recomiendan que los padres que hablan lenguas diferentes interactúen con sus hijos en ambos idiomas, de ese modo, los niños aprenderán ambas lenguas de manera natural y simultánea.
Conforme vamos siendo mayores, los humanos encontramos más dificultad en diferenciar sonidos, por lo que aquellos sonidos que no hayamos aprendido desde pequeños será prácticamente imposible asimilarlos después.
Los pros del bilingüismo son claros: mayor capacidad para comunicarse y comprender a los demás, más facilidad para entender textos y extraer ideas claves y como no, mayor facilidad para estudiar un idioma o varios más.
Los contras de un cerebro bilingüe es que en ocasiones se mezclan ambos idiomas, los niños bilingües tardan más tiempo en empezar a hablar ya que tienen más información que procesar y estructurar en su cabeza. En cualquier caso, se trata de inconvenientes que no lo son tanto, porque en el caso de comenzar a hablar más tarde no tiene consecuencias, ya cuando arrancan a hacerlo, lo hacen sin problemas.
Hacer oído ayuda, pero no es suficiente
Un buen modo para estudiar un idioma de manera inconsciente es ver la tele en ese idioma, más bien que estudiar se trata de aprender. Pero ver la tele en un idioma extranjero no es suficiente para aprender ese idioma. La interacción con otras personas resulta fundamental para aprender las estructuras de manera correcta.
Cuanto más expuesto se esté a un idioma extranjero, más fácil y rápido será el aprendizaje, sobre todo en edades tempranas. Durante los primeros años de vida es importante no bajar la guardia en cuanto al aprendizaje y el estudio de un idioma extranjero ya que a partir de los ocho o diez años se hace más difícil de manera progresiva aprender una lengua.